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Alternativas de tratamiento para un problema de crecimiento


Un motivo frecuente de preocupación para muchos padres es cuando notan que sus hijos no crecen a la par que sus compañeros de clase. En muchos casos puede tratarse de un retraso en el desarrollo físico que al poco tiempo se resuelve por sí solo. Sin embargo, ocasionalmente puede existir algún problema médico. Al respecto, se entrevistó a la Dra. Nayeli Garibay Nieto, endocrinóloga pediatra del Hospital Angeles Pedregal.

¿Qué estudios son necesarios para poder diagnosticar un problema de crecimiento?

Para detectar que una persona presenta una deficiencia de hormona de crecimiento debemos realizar algunas pruebas de estimulación con algunos medicamentos. La hormona de crecimiento no secreta de manera constante sino en pulsos, por lo que si tomamos una muestra de sangre a un paciente, puede ser que no detectemos en ese momento un pulso y el nivel de hormona de crecimiento sea de cero, pero eso no quiere decir que el paciente no la produzca. Existen algunas pruebas llamadas dinámicas, en las cuales favorecemos la producción de hormona de crecimiento y así la podemos medir de forma certera.

Con estas pruebas podemos detectar si existe efectivamente una deficiencia total de esta hormona, o si sólo se produce de manera parcial, es decir, que a pesar de que la glándula hipófisis produzca una cantidad suficiente, puede ser que los factores nerviosos, ambientales y fisiológicos que favorecen la secreción de esta hormona estén alterados y afecten los pulsos de secreción.

La medición de otras hormonas como la IGF-1 y las hormonas tiroideas pueden apoyar la presencia de alteraciones específicas que puedan ser corregidas. Es necesario en todos los casos realizar exámenes generales buscando causas específicas de enfermedad que pudieran explicar una detención en el crecimiento, tales como parasitosis, infecciones crónicas en vías aéreas, infecciones urinarias, anemia, etc. En todos los casos deben tomarse radiografías de los núcleos de crecimiento, ya que el retraso en la maduración ósea orienta a opciones específicas como causas de talla baja.

Es de suma importancia desde la primera visita colocar al paciente en gráficas de crecimiento y dar seguimiento para valorar la velocidad de crecimiento (esto se refiere al número de centímetros que crece el paciente por mes). Este dato es también fundamental en el diagnóstico de la causa de la talla baja.

¿Cuáles son los tratamientos indicados según los casos mencionados?

Las indicaciones definitivas de utilización de hormona de crecimiento son: deficiencia total o parcial de la hormona, insuficiencia renal crónica y en las niñas que tienen Síndrome de Turner, las cuales presentan talla baja porque tienen un cariotipo X0, en el que está ausente un cromosoma X en el cual se encuentran algunos genes que codifican el crecimiento.

Existen algunos otros síndromes genéticos, con o sin alteraciones en el cariotipo o bien con mutaciones muy específicas que se han detectado en algunos genes y que pueden condicionar la presencia de síndromes genéticos, muchas veces con alteraciones faciales y corporales características. Estos niños pueden cursar con muchas otras alteraciones cardíacas, renales, del sistema nervioso y en algunos de estos síndromes, en particular en el de Silver Russell, se ha notado que puede haber cierta mejoría cuando se les administra a los pacientes hormona de crecimiento.

En el caso de los pacientes que tienen retraso constitucional del crecimiento y desarrollo (bien documentado), que sabemos que hay algún antecedente en los padres y que muy probablemente ese niño tendrá un crecimiento lento, pero que en la etapa de la pubertad va a alcanzar el pico de crecimiento esperado, también es controversial el tratamiento.

En algunas ocasiones hay pacientes que por alguna actividad que realicen necesitan una talla específica, (por ejemplo, para entrar a algún equipo de fútbol), en ocasiones es factible que en una etapa previa a la pubertad podamos ayudar a ese paciente con tratamiento a base de hormona de crecimiento y acelerar un poco la maduración ósea también, para que ese niño alcance en una etapa más temprana la talla determinada que requiera para realizar dicha actividad.

Lo más importante en variantes normales de talla baja, es hacer muy conscientes a los papás de que el niño requiere una disciplina en cuanto a los hábitos de alimentación, ejercicio y sueño. Estas tres condiciones que había mencionado: el tener un ayuno entre las comidas, favorece la secreción de hormona de crecimiento. Durante el ejercicio los músculos consumen la glucosa que se encuentra circulando de tal forma que cuando la glucosa comienza a disminuir existe una secreción fisiológica de hormona de crecimiento que hace que nuestras reservas de glucógeno se viertan a la circulación evitando así la hipoglucemia. Durante el sueño, existen picos de secreción de hormona de crecimiento.

¿Cuáles efectos secundarios puede tener la aplicación inadecuada de alguno de estos tratamientos?

Cuando se administra de manera adecuada, habitualmente no observamos complicaciones, aunque sí se han descrito algunos efectos secundarios, como puede ser una mala tolerancia al tratamiento, reacciones locales o reacciones de hipersensibilidad. Probablemente lo que cuesta un poco más de trabajo al inicio en los pacientes, es tener que aplicarse una inyección subcutánea todos los días, aunque hay algunos esquemas en los que se administra en días alternos, 3 ó 4 días de la semana. Se ha observado que cuando la hormona de crecimiento se administra todos los días proporciona un mejor efecto.

Uno de los efectos metabólicos que observamos en pacientes que están con tratamiento con hormona de crecimiento es la elevación de la glucosa. Esto puede producir en algunos pacientes que tienen ya una predisposición genética bien establecida para desarrollar una intolerancia a los azúcares o diabetes como tal, que con un tratamiento con hormona de crecimiento se precipite este problema o provoquemos que éste se manifieste en ese momento, que de otra manera también lo hubiera manifestado en otra etapa de su vida. A estos pacientes se les da un seguimiento de manera estrecha, midiendo los niveles de glucosa.

En pacientes que manifiestan trastornos del crecimiento sin diagnóstico establecido de carencia de hormona de crecimiento se les puede administrar terapia con zinc para optimizar el crecimiento, aunado a los factores: alimentación, ejercicio y sueño adecuados.

¿Cuáles son las expectativas de un tratamiento de este tipo?

A cada paciente se le hace una valoración completa y se le explica a los padres cuál es el patrón de crecimiento que tiene su hijo. Considero que deben estar muy atentos, especialmente si se ha detectado un problema de crecimiento en el niño, el seguimiento debe hacerse por lo menos cada 3 meses para valorar cuál es la velocidad, el patrón de crecimiento y cómo se comporta la maduración esquelética.

Es necesario hacer énfasis en algunos factores que pueden predisponer a un determinado patrón de crecimiento en los niños, por ejemplo cuando hay antecedentes familiares del mismo patrón de crecimiento en el papá o en la mamá, si alguno de los abuelos tiene una talla baja, esto debe tranquilizar a los padres.

En primera instancia, un papá que entiende perfectamente lo que está sucediendo con el patrón de crecimiento de su hijo, puede hacer énfasis en la optimización de las otras condiciones que le pueden favorecer al niño para la secreción de hormona de crecimiento.

El punto de las expectativas conlleva al hecho de hablar sobre si un paciente puede o no modificar su talla genética con un tratamiento de hormona de crecimiento. Ya había dicho que esto es muy controversial pero creo que en algunos casos vale la pena intentar el tratamiento. Los niños que crecen en carriles percentilares un poco más bajos de lo esperado, que tienen una edad ósea que se encuentra normal o ligeramente adelantada para la edad que tienen o bien los pacientes que se encuentran en etapas cercanas al desarrollo sexual podrían beneficiarse del tratamiento con hormona de crecimiento.

Este sería uno de los puntos que nos preocupan muchas veces y actualmente vemos que hay niñas que están teniendo desarrollo sexual en etapas más tempranas, en los niños no sucede así. Normalmente una niña debe tener un desarrollo sexual después de los 8 años, pero actualmente vemos niñas que inician el desarrollo entre los 6 y los 8 años. Esto favorece que haya una maduración temprana de los cartílagos de crecimiento lo cual podría condicionar una talla baja al final del desarrollo. Estas niñas podrían verse beneficiadas si se les administra tratamiento con hormona de crecimiento.

¿Cuánto tiempo puede durar un tratamiento?

El tratamiento puede administrarse por periodos muy prolongados, incluso años. Lo que sí se recomienda es que el tiempo mínimo de tratamiento sea de 6 meses, que es más o menos el tiempo en el que podemos evaluar si efectivamente hemos logrado acelerar la velocidad de crecimiento.

Estrictamente hablando un niño que tiene deficiencia de hormona de crecimiento, la tendrá por siempre, por lo que a ese paciente se le administrará toda la vida. Sabemos que la hormona de crecimiento tiene otros efectos metabólicos, no sólo promueve el crecimiento. Es una hormona que favorece el balance nitrogenado, es decir, favorece la síntesis protéica, redistribuye la grasa y también mejora la inmunidad. Incluso ésta se ha utilizado en etapas más tardías de la vida (después de los 50 años). Cuando se administra en dosis adecuadas tiene un efecto fisiológico, por lo que se puede administrar durante lapsos muy prolongados.

No hay que olvidar que el proceso de crecimiento es diferente en cada niño, por lo que es conveniente consultar regularmente al pediatra para cerciorarse de que todo marcha bien.



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