Cuando una pareja presenta mayor riesgo de tener un bebé con algún desorden genético u otro problema, se le puede sugerir la realización de algunas pruebas que no son consideradas rutinarias durante el embarazo, como la amniocentesis.Esta prueba prenatal consiste en tomar una muestra del líquido amniótico, es decir, que se desprenden del feto, para obtener células descamadas, compuestos químicos y microorganismos que proporcionan una gran cantidad de información (composición genética, nivel de madurez y estado actual) del bebé.
Por lo general, la amniocentesis permite realizar un análisis completo de los cromosomas del feto (cariotipo), con la finalidad de diagnosticar alteraciones, tales como el síndrome de Down, entre otras. Además permite detectar defectos neurológicos, especialmente anomalías de cierre del tubo neural o espina bífida.
Asimismo ayuda a conocer el sexo del bebé, su grado de madurez de la función pulmonar o si presenta alguna infección en el líquido amniótico. ¿Cuándo realizarla?
Por lo general se efectúa entre las semanas 15 y 18 de gestación. La prueba consiste en introducir una aguja muy delgada por el abdomen de la madre hasta llegar a la bolsa fetal de donde se obtiene una muestra del líquido. Para no dañar al feto ni la placenta, la extracción se realiza con la ayuda de un aparato de ultrasonido.
Usualmente es suficiente con 30 ml de líquido amniótico. Una vez que la aguja es extraída, la actividad fetal es vigilada durante unos minutos a través del ultrasonido. El procedimiento suele durar unos 30 minutos.
Durante el estudio no se utiliza ningún tipo de anestesia, por lo que es común que se sienta un poco de dolor, semejante a un cólico menstrual, durante o después del procedimiento. No es necesario guardar reposo absoluto, sin embargo, es recomendable disminuir la actividad al menos durante las siguientes 24 horas.
Los resultados de los análisis se conocen aproximadamente 2 semanas después.
¿En qué casos se recomienda?Si la madre es mayor de 35 años.
Si la pareja ya ha tenido un hijo con alguna alteración cromosómica, como Síndrome de Down o algún trastorno metabólico.
Si alguien en la familia ha tenido algún defecto del tubo neural.
Si la madre es portadora de algún trastorno genético ligado al cromosoma X.
Riesgos
Utilizar el ultrasonido como guía durante la amniocentesis permite reducir los riesgos, más no los elimina por completo. La mayoría de las mujeres solo presentan pequeños "calambres", durante y hasta unas horas después del procedimiento. Sin embargo, en algunos casos la amniocentesis puede provocar un aborto, lo que ocurre aproximadamente en uno de cada 200 casos.
Si presenta sangrado o goteo de líquido amniótico, consulte a su médico de inmediato. Otra de las complicaciones no frecuentes puede ser una infección, que sucede en 1 de cada 1000 casos, aproximadamente.
Al igual que la mayoría de las pruebas de diagnóstico prenatal, es necesaria una evaluación cuidadosa por parte del especialista. La amniocentesis debe utilizarse cuando sus beneficios son mayores que sus riesgos.
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