Resultados de Laboratorio
Causas
Esta enfermedad es producida por las toxinas de una bacteria llamada estreptococo B (beta) hemolítico del grupo A. Hasta hace unas décadas ésta enfermedad tenía una incidencia muy alta y una tasa de mortalidad muy elevada. Pero hoy en día, con antibióticos se puede controlar fácilmente.
Modo de Trasmisión
El contagio se produce por el contacto cercano con una persona que esté enferma o incluso con un portador sano, es decir con una persona que si bien, no sufre trastornos, tiene el estreptococo alojado en la garganta y puede trasmitirlo.
Síntomas
La escarlatina tiene un periodo de incubación de 3 a 5 días, durante los cuáles el estreptococo se multiplica en la garganta sin dar molestias, para después manifestar la enfermedad.
Los síntomas que se pueden presentar son:
El dolor de garganta se deben a que las bacterias se instalan en las amígdalas, cubriéndose con una capa blanquecina mientras las toxinas invaden el organismo.
Las erupciones cutáneas de la escarlatina pueden confundirse con otras enfermedades eruptivas, como el sarampión, y con reacciones alérgicas que producen algunos medicamentos, por lo que es necesario acudir con el médico para establecer el diagnóstico.
Complicaciones
Una de las complicaciones más frecuentes de la escarlatina es la otitis media que provoca inflamación y un dolor intenso en el oído. Si el niño es sensible a la bacteria del estreptococo, puede presentar otras complicaciones como fiebre reumática (inflamación de las articulaciones y el corazón) y nefritis (inflamación de los riñones).
Tratamiento
El tratamiento médico para la escarlatina será a base de antibióticos, ya que es provocada por una bacteria. El paciente puede mejorar en uno o dos días, pero esto NO significa que pueda suspender los medicamentos. En cuanto al tratamiento casero, es recomendable beber líquidos en abundancia y consumir alimentos suaves para no lastimar la garganta.
Prevención
Por ser una enfermedad infecciosa, no se puede prevenir, sin embargo extremar medidas de higiene, el llevar una alimentación sana y evitar el contacto con las personas enfermas, puede ayudar a evitar el contagio. El tratamiento a base de antibióticos indicado por el médico contribuye a evitar complicaciones.
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