Resultados de Laboratorio
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de un 5% de la población mundial sufrirá algún tipo de crisis a lo largo de su vida, pero no todas las personas que tienen una crisis padecen epilepsia. Para contar con el diagnóstico hay que padecer, como mínimo, dos crisis.
Una crisis epiléptica ocurre cuando una actividad anormal eléctrica en el cerebro causa un cambio involuntario de movimiento o función del cuerpo, de sensación, en la capacidad de estar alerta o de comportamiento. Un episodio puede durar desde segundos hasta varios minutos. Las crisis ocasionales o asociadas a una enfermedad aguda -como fiebre alta, infección, traumatismo o tumor craneal, entre otros- no son consideradas epilepsia.
Los síntomas que manifiesta una persona durante una crisis dependen de la zona del cerebro donde se suceda la alteración de la actividad eléctrica. En la epilepsia se diferencian las formas parciales o focales y las generalizadas. Las primeras pueden provocar síntomas y signos motores, sensitivos y psíquicos y disminución del nivel de conciencia. Las crisis generalizadas se clasifican en convulsivas y no convulsivas, como las ausencias.
Cómo actuar ante una crisis convulsiva: primeros auxilios
Y, por último, hay algunas cosas que nunca hay que hacer, porque puede incluso que sean muy peligrosas. No se debe colocarle nada en la boca ni intentar agarrarle la lengua; es imposible que se la trague y el peligro de mordedura una vez ha empezado la convulsión ya no se puede evitar. No hay que sujetarle el tronco ni las extremidades para impedir las contracciones, ya que la inmovilización no reduce el ataque ni sus efectos. No trasladarlo de lugar: es mejor dejarlo donde comenzaron las contracciones hasta que termine el episodio activo.
Una vez superado el proceso, hay que dejar que la víctima se despierte sola, sin estimularla con sacudidas o pellizcos. Es importante, además, no darle agua ni medicamentos orales, aunque sean antiepilépticos, hasta que no esté por completo recuperada.
Como norma general, es una situación de emergencia cuando el episodio dura más de lo habitual, las crisis son distintas a las sufridas anteriormente, son secundarias a un golpe o traumatismo, la persona presenta sucesivas crisis convulsivas sin recuperar la conciencia entre ellas, después de un episodio no ha recuperado la respiración espontánea o cuando la caída por una crisis le haya provocado contusiones o heridas importantes.
La epilepsia en el mundo
La epilepsia afecta a personas de todas las edades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en todo el mundo hay cerca de 50 millones de pacientes que conviven con la enfermedad y cerca del 80% viven en países en desarrollo. Y es en estos países con ingresos bajos donde cerca del 75% de los afectados no reciben el tratamiento que necesitan.
Esta patología se acompaña de graves repercusiones en la vida de los que la sufren, que pueden ser víctimas de estigmatización y discriminación en algunas regiones del mundo todavía, y provoca muerte prematura y pérdida de productividad laboral, generando importantes repercusiones económicas.
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